Si tu vivienda es fría durante los meses de invierno y muy calurosa en verano, probablemente tengas que revisar el aislamiento térmico de la misma. Las consecuencias de una mala instalación o de un incorrecto mantenimiento de los sistemas de aislamiento térmico, pueden derivar en numerosos problemas que no solo afectan al consumo de energía y las emisiones de CO2, sino también a tu salud.

En una casa aislada de manera incorrecta, se suele llegar a perder un 25% del calor por el tejado, el 35% por las paredes/muros, 25% a través de las ventanas, 15% por el suelo. En el siguiente artículo te indicamos las principales medidas para poner fin a las pérdidas de energía.

Las paredes y los muros representan el principal foco de fuga de energía, razón por la que debemos prestar especial atención a su estado y su mantenimiento. En la actualidad, se suelen construir paredes con doble fila de revestimiento, entre las que se deja una cámara de aire con el material aislante que se vaya a utilizar.
Para las viviendas expuestas a climas normales, se recomienda que estos aislantes tengan por lo menos 5cm de grosor y, en para climas más extremos, se utilizarían aislantes más gruesos.